Turaif, 7 de marzo de 2025 – El cañón del Ramadán en Turaif ocupa un lugar especial en los corazones y las tradiciones de la comunidad local, y simboliza las profundas costumbres culturales asociadas con el mes sagrado del Ramadán. Esta práctica milenaria, que se ha transmitido de generación en generación, sirve como un recordatorio significativo de la llegada del Ramadán y se ha convertido en una parte integral de las rutinas diarias durante este mes sagrado. El cañón, que anuncia los horarios precisos para el Iftar (la ruptura del ayuno) y el Suhoor (la comida antes del amanecer), ha sido apreciado durante mucho tiempo como un marcador clave para el comienzo y el final de cada día de ayuno en Turaif.
Históricamente, antes de la disponibilidad generalizada de las tecnologías de comunicación modernas, el cañón del Ramadán servía como el principal medio para informar al público sobre los horarios exactos del Iftar, el Suhoor y los períodos críticos de ayuno. El distintivo sonido del cañón, que resuena en toda la ciudad, sigue siendo un recordatorio nostálgico de las formas simples pero profundas en que la gente antaño llevaba un registro de sus deberes espirituales.
Mamdouh Al-Khamsan, un historiador local, contó que durante el Ramadán, el personal de seguridad tenía la tarea de garantizar el mantenimiento y la limpieza del cañón durante todo el mes. El cañón se disparaba en momentos específicos: una vez en el Iftar para anunciar la ruptura del ayuno, justo antes del Suhoor para señalar la próxima comida, y en Imsak, el momento en que las personas deben abstenerse de comer y beber, antes de la oración del Fajr. Estas explosiones marcaban el ritmo del día, proporcionando una guía tanto práctica como simbólica para la comunidad.
El proceso de disparo del cañón era un ritual cuidadosamente orquestado. El cañón se preparaba reuniendo bolsas de tela y llenándolas con pólvora, después de lo cual el barril se sellaba herméticamente con tela para garantizar que la pólvora se asentara correctamente. Una vez que el cañón estaba listo, la persona a cargo esperaba el llamado a la oración del muecín de la mezquita, lo que indicaba el momento adecuado para el encendido del cañón. Se encendía una mecha y la fuerte explosión resultante reverberaba en todo el distrito, marcando un momento significativo en la rutina del día del Ramadán.
Hoy en día, si bien la tecnología moderna ha hecho que sea más fácil seguir los horarios del Iftar y el Suhoor, el canto del Ramadán sigue siendo una tradición emblemática y apreciada en Turaif. Sirve como una conexión tangible con el pasado, un recordatorio del compromiso duradero de la comunidad con su herencia y un símbolo de la unidad y la experiencia compartida que define el espíritu del Ramadán. El canto sigue teniendo un valor sentimental para la gente de Turaif, ya que encarna las prácticas atemporales que los unen en la fe y la tradición.